lunes, abril 11, 2005

Cuando Morimos Inesperadamente

Todos los días despertamos con el deseo de continuar la vida tal cual estamos acostumbrados a vivirla, obligaciones, tareas, actividades, momentos felices, todo lo que tenemos por vida lo realizamos con el afán de seguir con ello, nadie se levanta con la idea de morir inesperadamente, de menos no concientemente, a lo que me refiero es despertar un día con el pensamiento de “hoy quiero morir inesperadamente” nadie que no quiera morir despierta con ese pensamiento, y continuamos, como dije, con nuestro día común, y nuestro camino nos parece tan común y sin riesgos que no nos preocupamos por lo azaroso que puede ser lo que hacemos, salir a la calle, tomar transporte, subir escaleras, comer, toda actividad inocua de un día cualquiera, regresar a casa, y checar cositas y desarreglos de la misma, subir a checar gas, si es que el tanque estacionario se encuentra en la azotea, o mover la antena del cable, o la señal de radio externa, o cualquier cosa a la que estés acostumbrado a realizar y que sabes que es sencillo y simple hacerlo, lo realizas ya mecánicamente, sin siquiera tener en mente que esa actividad puede ser la que termine tu existencia en este plano, es como si ahora en este momento me pidiesen subir a checar o arreglar la antena, lo cual he hecho cientos de veces, y en esta ocasión, al estar arriba, donde se encuentra la antena, doy un mal paso y caigo contra la orilla del volado que da a la nada y con la altura de tres pisos, y solo me doy un buen susto sabiendo que pude haber muerto, y si la situación no se torna tan favorable, al dar el mal paso, caigo inevitablemente hacia la calle y en ese instante pierdo la vida, todo se vería alterado, nadie en este entorno hubiese previsto aquel hecho, mi familia estaría incrédula ante lo acontecido, como es que en algo así se pierde la vida, no es un gran riesgo, no fue una actividad muy peligrosa, y no podrían entender lo sucedido y causaría estragos inimaginables, algo parecido me han contado hoy, un compañero de carrera, hijo de unos conocidos de mis papás, perdió la vida al tratar de arreglar un anuncio en la escuela de sus papás, subió a arreglarlo y cayó sin que nadie esperase eso, ahora la familia esta destrozada, un hecho y suceso tan inesperado que congelo el tiempo en su familia y en todos aquellos que lo conocían, y sabían que de él se esperaban muchas cosas, y jamás se imaginaron que todo terminaría en una caída y su consecuente muerte. Nadie tiene la vida comprada, eso es un hecho, solo no la prestan y en cualquier momento o situación la podemos perder... es algo que lamentablemente no controlamos de ninguna manera.
Simplemente nos aferramos a ella esperando no morir inesperadamente.